Si conseguir un empleo resulta complicado en España para cualquier joven, para aquellos que tienen discapacidad intelectual y del desarrollo se convierte hoy en día en una misión casi imposible. De acuerdo con los datos de la Encuesta de Empleo y Discapacidad del INE (2021), solo el 8% de las personas con discapacidad intelectual con edades comprendidas entre 16 y 24 años tenía un puesto de trabajo en ese año. Si se compara la cifra de desempleo en jóvenes con y sin discapacidad, la “brecha de desigualdad” se sitúa en casi el doble: 59,3% frente a un 34,6% (fuente: ODISMET 2022). Esta misma fuente indica que el salario medio de un joven con discapacidad es un 17% inferior al de un joven sin discapacidad.
“El acceso al empleo para los y las jóvenes con discapacidad en general, y con discapacidad intelectual y del desarrollo en particular, sigue siendo una asignatura pendiente para quienes diseñan las políticas públicas de fomento del empleo en este país”, denuncian Plena inclusión y la Asociación Empresarial para la Discapacidad (AEDIS), dos plataformas asociativas que gestionan 4.000 centros y servicios en los que se prestan apoyo a más de 150.000 personas con discapacidad intelectual y del desarrollo. Para hacer frente a esta situación, Plena inclusión ha desplegado en 2023 diversas iniciativas en torno al objetivo de la sostenibilidad y desarrolla en 13 de sus asociaciones el proyecto Empleo Joven, con el objetivo de fomentar la empleabilidad de jóvenes con discapacidad intelectual.
Esta dura realidad se ve reflejada a través de otro parámetro: el 74% de los jóvenes con discapacidad intelectual no tenía empleo en 2022 y, por tanto, no podía soñar con un futuro de autonomía personal y familiar (fuente: Fundación Adecco). Este mismo estudio señala que el empleo es la principal preocupación de futuro para 8 de cada 10 jóvenes con discapacidad encuestados. “El acceso a un empleo digno es uno de los derechos fundamentales que abren la puerta de la inclusión social a miles de personas. Mucho más cuando se es joven y se trata de buscar recursos para la emancipación del hogar familiar”, explica Carmen Laucirica, presidenta de Plena inclusión España.
“Hay que recordar que todavía le queda un largo trecho a la sociedad española para que se equiparen las tasas de actividad de las personas con discapacidad de quienes no la tienen. Y, en este colectivo, quienes se topan con mayores dificultades para incorporarse al mercado de trabajo son las personas con discapacidad intelectual”, afirma Pedro Calderón, presidente de AEDIS. De acuerdo con los datos recogidos por esta asociación empresarial en su último informe, la discapacidad intelectual muestra tasas de actividad y de empleo más bajas que otras discapacidades. Concretamente, 7 y 9,7 puntos menos, respectivamente.
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